Siento profundamente que venimos a este mundo a VIVIR y todo lo que hacemos, en gran parte, es honrar o deshonrar a los que han pasado por este mundo y ya no están. No hay juicio.
Nosotros tenemos la oportunidad de vivir todo lo que deseemos, de danzar con todo lo que nos rodea, de ser conscientes de quienes somos realmente y de lo que somos capaces de crear. Muchos que han compartido sus experiencias con nosotros ya no están y nosotros podríamos ser los siguientes en dejar de estar.
Vivir despiertos, abiertos a todas las posibilidades que seamos capaces de crear, rompiendo los sistemas de creencias internos y externos, sin miedo. Porque para mi, el miedo es a vivir, no a morir porque es una gran responsabilidad, siendo a la vez lo más natural.
A estas alturas ya no se trata de qué mundo vamos a dejar a las próximas generaciones, nuestros hijos, sino de qué hijos les vamos a dejar a este maravilloso mundo orgánico, cambiante, de interacción con nosotros mismos, con los demás y con todo el Universo que nos rodea.
21 de Mayo de 2011
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