Trabajé muchos años en publicidad, como fotógrafa y realizadora de spots.
Me ganaba muy bien la vida contribuyendo silenciosamente, con mi creatividad y trabajo, a la mentira que residía en los productos de muchos anunciantes.
En las fotografías las modelos se retocaban a golpe del milagroso bisturí de photoshop, los colores se alteraban, se borraba todo rastro de imperfección, adentrando al ignorante consumidor en el mundo de la ilusión más retorcida.
Un día sin pensarlo dos veces lo dejé, abandoné la ilusión en la que estaba sumida y decidí dedicarme a lo que profundamente sentía hacer.
Mi capacidad de consumo decreció tanto como mis ingresos, pero que bueno! eso me permitió ver que necesitaba mucho menos de lo que creía para satisfacer mi mente, mi cuerpo y mi espíritu.
¿Que puedes hacer para salirte de la hipnosis colectiva consumista a la que está sometida nuestra sociedad casi a punta de pistola?
Actuar, echarle arte a tu conciencia, ese divino instinto innato y casi intacto en muchos. Concienciarte, hacer un verdadero trabajo interior que es gratuito para tu bolsillo y genera unas ganancias que muchos bancos desearían. Ganancias que son para ti y que tu repartirás con todos los que deseen ver más allá de las limitaciones del miedo.
Te preguntarás, ¿de que voy a vivir si dejo el trabajo, relación, o lo que sea que no es bueno para mi? pero la pregunta real es ¿quiero vivir esta mentira?
No voy a decir que llegué de casualidad porque estaba sincronizado que tenía que encontrar esta puerta y aquí estoy, admirada al oír la verdad en estas palabras. Celebro que hayas tomado esa elección, es lo que cada uno debería hacer, moverse, actuar, sacarnos la venda de los ojos.
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